Ser discípulos de Jesús es ponernos voluntariamente bajo su dirección; es hacer nuestros sus ideales, sus enseñanzas, su forma de vida, su Espíritu.
Ser discípulos es estar con nuestro Maestro, es conocerlo, escucharlo de manera permanente, seguirlo, imitarlo, es querer ser y actuar como Él; es permanecer vitalmente adheridos a la Persona viva y real de Cristo que nos habita y nos vivifica desde el interior, es vivir conscientes de su presencia en nosotros y entre nosotros; es decidirnos a compartir su destino, su cruz, su cáliz, su Reino, su Gloria.
Ser discípulos de Jesús es ser discípulos de Dios, es ser guiados por su Espíritu. Dios habla a través de su Hijo. Jesús es la Palabra, la sabiduría de Dios encarnada, manifestada.
Como Discípulos tenemos la tarea de hacer discípulos no para nosotros mismos, sino para Jesús que es el único Maestro y Señor.
"En la celebtación del Capítulo General de..."